domingo, 22 de enero de 2012


Los sentimientos se revuelven en las tazas del olvido, 
ya el sentido de las palabras se ha perdido y mis frustraciones se encuentran atrapadas en laberintos de mi imaginación que tienden a sonar como mentiras revueltas en pedazos de realidad que a veces no se como explicar.

Son un movimiento exhausto en el camino de la soledad, en donde el intercurso de emociones tiende a mal entenderse por mentes de un pequeño coeficiente mental o simplemente el no querer entender por tener un parametro al mismo modo que una jaula para el canario en el cual el pensamiento no pueda salir a razonar.

La flojera absoluta a pensar y descubrir que hay detrás de aquel libro escrito por historias fantásticas reales revueltas con la fantasía de la emoción. Que pensar de  los pequeños detalles que se pierden cuando estas historias se cuentan sin ilusión, es como una comida inglesa, insípida y sin gusto estático. 

Soy latino y encuentro mis pasiones oprimidas entre la madurez de la edad y la ilusión del futuro aunado a mi mente que refleja una niñez olvidada.

Me convierto en roca, me convierto en coca, me convierto en todo lo que odie... pero tal vez eso es crecer, vas dejando pedazos de emoción, en cada ilusión, en cada recuerdo se pierde algo de mi y cuando me doy cuenta, ya no existo y debo re-encontrarme a mi mismo. Pero que fuerte, que tonto, aun siendo un neófito en esta relación conmigo mismo, en la que quiero terminar pero no puedo, es peyorativa. 

Solo quiero la simplicidad de mi vida, tanto así como cuando me tiraba en las aceras de la calle a ver la luz pasar entre las hojas verdes, en donde al quedarte dormido sentias las miradas de cualquier idiota que pasara, que tal vez no entendiera el momento pero para mi era la magia de la naturaleza y mi momento conmigo mismo.

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